Leandro N. Alem cambió la última letra de su apellido y su segundo nombre, para atenuar la permanente discriminación que sufrirá por el recuerdo de su padre: siempre fue el hijo del ahorcado o el hijo del mazorquero
Cuando un hombre está en el poder, necesita el consejo, el apoyo, el cariño y el aliento de sus gobernados, que han de ser sus amigos, no sus vasallos. Leandro Alem
¿Y qué política es la que hacen ellos? ¡El gobierno no hace otra cosa que echar la culpa a la oposición de lo malo que sucede en el país! Leandro Alem
Pero si ese hombre se olvida que se debe al pueblo y no respeta derechos ni constituciones, el pueblo tiene la obligación de recordarle los deberes de la altura, e imponerle su soberanía, si no por la razón, ¡por la fuerza! Leandro Alem
El pueblo donde no hay vida política, es un pueblo corrompido y en decadencia, o es víctima de una brutal opresión. Leandro Alem
Pero para hacer esta buena política se necesita grandes móviles, se necesita fe, honradez, nobles ideales; se necesita, en una palabra, patriotismo... Leandro Alem
No antepongas nunca los intereses pequeños o personales a los altos enigmas patrióticos y no abandonando jamás la línea recta que yo seguí en mi azarosa existencia, habrás rendido el mejor homenaje a mi memoria. Leandro Alem
¿Y qué hacen estos sabios economistas? ¡muy sabios en la economía privada, para enriquecerse ellos! En cuanto a las finanzas públicas, ya véis la desastrosa situación a que nos han traído! Leandro Alem
Por no tener ideales cayó la antigua Roma con toda su corte de bajezas y de inmoralidades. Leandro Alem