Virginia tuvo una extraordinaria educación en su hogar localizado en Hyde Park, gracias a la biblioteca de su padre y a las visitas asiduas de célebres autores victorianos, entre ellos: Henry James, George Eliot, Georges Henry Lewes, James Russel Lowell y el historiador escocés Thomas Carlyle.
En su vida había sido tan feliz. Sin decir palabra hicieron las paces. Descendieron hacia el lago. Gozó de veinte minutos de perfecta felicidad. Virginia Woolf
Su cuerpo había sido macerado hasta tal punto de que ahora sólo le quedaban los nervios. Su cuerpo estaba extendido como un velo sobre una roca. Virginia Woolf
Su cerebro se encontraba en perfecto estado. Seguro que el mundo tenía la culpa de que no fuera capaz de sentir. Virginia Woolf
Uno no puede traer hijos a un mundo como este; uno no se puede plantear perpetuar el sufrimiento, ni aumentar la raza de estos lujuriosos animales que no poseen emociones duraderas, sino sólo caprichos y banalidades que ahora te llevan hacia un lado y mañana hacia otro. Virginia Woolf