Kōbō Abe (安部公房,, Abe Kōbō?) (Kita, 7 de marzo de 1924-Kita, 22 de enero de 1993), seudónimo de Kimifusa Abe, fue un escritor, dramaturgo, guionista de cine, fotógrafo e inventor japonés. Conocido por su novela La mujer de la arena (1929), que obtuvo el Premio Yomiuri y cuya adaptación cinematográfica por Hiroshi Teshigahara ganó el Premio Especial del Jurado del Festival de Cannes, su obra (junto con la de Yukio Mishima y Yasunari Kawabata) renovó la literatura japonesa del siglo XX y ha sido comparada con la de Franz Kafka por su exploración surrealista y pesadillesca del individuo de la sociedad de posguerra. == Biografía == Kōbō Abe nació en Kita (Tokio), aunque creció en la ciudad de Mukden (hoy día Shen-yang, en Manchuria). Su padre era médico e impartía clases a nivel universitario.
La característica que le generó particular fama, fueron sus exploraciones a menudo pesadillescas y surreales de lo individual, lo cual representa todo un hito en la sociedad contemporánea japonesa, la cual es esencialmente gregaria y da prioridad al grupo sobre el individuo.
La dificultad de hacer creer a alguien, la decepción de no infundir confianza, y el amor topo-geométrico para tratar de inspirar confianza a pesar de todo...Sólo al alcanzar ese santuario, será posible atravesar esa puerta de duda que conduce a la verdad y avanzar más, ¿No cree? No he dado ninguna vuelta, se lo aseguro. Kōbō Abe
La soledad es un infierno para los que intentan salir de ella; es también una felicidad para los ermitaños que se esconden. Kōbō Abe
Todo el mundo quiere juzgar a los otros de manera subjetiva. Ese método tan simple de aplicar criterios ajenos para calificar a la gente está en desuso, es como un libro enmohecido. Kōbō Abe
Tal vez yo también había sido demasiado cauteloso para actuar con naturalidad y no cometer errores que me comprometieran. El exceso de precauciones y dudas puede terminar siendo perjudicial. Kōbō Abe
Ya no me importa que usted sea amigo o enemigo, el único camino que me queda es dejar atrás esta trinchera inútil y enfrentarme al destino con todo mi coraje. Kōbō Abe
Es que no importa el contenido de la acción. Al darse cuenta de que existen seres desconocidos, imposibles de distinguir, la gente empieza a desconfiar de todo, a cuestionarse, a delatarse, a calumniarse mutuamente, hasta convertir la sociedad en un nido de agentes secretos. Kōbō Abe