Donatien Alphonse François de Sade, más conocido nobiliariamente por su título de marqués de Sade (París, 2 de junio de 1740-Charenton-Saint-Maurice, Val-de-Marne; 2 de diciembre de 1814), fue un escritor, ensayista, filósofo, libertino, activista político y noble francés conocido por sus novelas libertinas y su encarcelamiento por delitos sexuales, blasfemia y pornografía.
Su nombre ha pasado a la historia convertido en sustantivo. Desde 1834, la palabra «sadismo» aparece en el diccionario en varios idiomas para describir la propia excitación producida al cometer actos de crueldad sobre otra persona.
Los hombres tienden a desear una mujer con cuerpo de virgen pero mentalidad de puta. Marqués de Sade
La ley solo existe para los pobres; los ricos y los poderosos la desobedecen cuando quieren, y lo hacen sin recibir castigo porque no hay juez en el mundo que no pueda comprarse con dinero. Marqués de Sade
Cuando se ama de verdad -decían nuestros antiguos trovadores-, se oiga lo que se oiga, se vea lo que se vea en contra de la amada, no se debe dar crédito ni a los oídos ni a los ojos; hay que escuchar únicamente al corazón. Marqués de Sade
Mi opinión en lo que se refiere al placer es que hay que emplear todos los sentidos. Marqués de Sade
Pero qué nos importa la opinión de la gente fría siempre que nuestras almas, más ardientes y más nobles que las suyas, sepan disfrutar de lo que ellos no perciben. Marqués de Sade
Imperioso, colérico, irascible, extremo en todo, con una imaginación disoluta como nunca se ha visto, ateo al punto del fanatismo, ahí me tenéis en una cáscara de nuez... Mátenme de nuevo o tómenme como soy, porque no cambiaré. Marqués de Sade
Una mujer verdaderamente honrada no sólo no debe cometer el mal, sino que tampoco debe levantar sospechas de que lo comete. Marqués de Sade