Georg Christoph Lichtenberg (Ober-Ramstadt, 1 de julio de 1742-Gotinga, 24 de febrero de 1799) fue un científico y escritor alemán.
Me encantaría saber qué pasaría si un día llegase del cielo la noticia de que el buen Dios se dispone a enviar una comisión de ángeles con plenos poderes para viajar por Europa, como los jueces en Inglaterra, y poner fin a los grandes procesos que, en el mundo, no tienen otro juez que el derecho del más fuerte. Georg Christoph Lichtenberg
El pueblo anhela oro y distinciones, y se sentiría timado si los tuviera. Entre los grandes también se ha puesto de moda envidiar al campesino su agua de manantial y su jergón de paja, y más de uno se sentiría asimismo timado si llegara a verse en ese estado. El poeta alude a un ideal, se dirá. Pero quién sabe si el campesino no idealiza a su vez el estado del gran señor. Georg Christoph Lichtenberg
Lo que siempre me ha gustado en el hombre es que, siendo capaz de construir Louvres, pirámides eternas y basílicas de San Pedro, pueda contemplar fascinado la celdilla de un panal de abejas o la concha de un caracol. Georg Christoph Lichtenberg
Hay un estado, que al menos en mi no es muy raro, en el que uno soporta igualmente mal la presencia o la ausencia de una persona amada; al menos en la presencia no encuentra el placer que, a juzgar por la intolerabilidad de la ausencia, debería esperar de ella. Georg Christoph Lichtenberg