Estos cuatro elementos son los gérmenes naturales de la religión: la creencia de que los espíritus existen, el desconocimiento de causas secundarias, la veneración a todo aquello que produce miedo y la predicción de lo que sucederá en el futuro a partir de situaciones accidentales.
Thomas Hobbes

Frases de Thomas Hobbes - Estos cuatro elementos son los gérmenes naturales de la religión: la creencia de que los espíritus existen, el desconocimiento de causas secundarias, la veneración a todo aquello que produce miedo y la predicción de lo que sucederá en el futuro a partir de situaciones accidentales.

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He aquí la gran incógnita que no he podido resolver, a pesar de mis treinta años de investigación sobre el alma femenina: ¿Qué es lo que quiere la mujer?
Sigmund Freud
Para acabar con un alter ego, hay que convertirse en otro.
César Fernández García
La gente siempre estará dispuesta a pensar lo peor de ti
Michael Jackson
Nada. He existido
Jean-Paul Sartre
Si te acostumbras a poner limites a lo que haces, físicamente o a cualquier otro nivel, se proyectara al resto de tu vida. Se propagara en tu trabajo, en tu moral, en tu ser en general. No hay limites. Hay fases, pero no debes quedarte estancado en ellas, hay que sobrepasarlas... El hombre debe constantemente superar sus niveles.
Bruce Lee
Turista, —decidió Rincewind—, significaba 'idiota'.
Terry Pratchett
La libertad se alcanza por el pleno goce de todas las facultades y potencias humanas para cada uno por la educación, por la instrucción científica y por la prosperidad material. Esto solo puede ser dado por el trabajo colectivo, material e intelectual, muscular y nervioso de la sociedad entera.
Mijaíl Bakunin
Ningún ejemplo del arte por el arte como la flor.
Ramón Gómez de la Serna
Ninguna teoría de la transformación político-social del mundo consigue siquiera conmoverme si no parte de una comprensión del hombre y de la mujer en cuanto seres hacedores de Historia y hechos por ella, seres de la decisión, de la ruptura, de la opción.
Paulo Freire
Ganarás el pan con el sudor del de enfrente
Enrique Jardiel Poncela