La religión no es más que un reflejo fantástico, en las cabezas de los hombres, de los poderes externos que dominan su existencia cotidiana. Un reflejo en el cual las fuerzas terrenas cobran forma de supraterrenas.
Friedrich Engels

Frases de Friedrich Engels - La religión no es más que un reflejo fantástico, en las cabezas de los hombres, de los poderes externos que dominan su existencia cotidiana. Un reflejo en el cual las fuerzas terrenas cobran forma de supraterrenas.

Más Frases


No se entrará en batalla con un hombre aguerrido y terrible, sino que ganará tiempo, porque este es el que marchita el vigor de la tiranía
Catón el Joven
Nunca se logra ningún beneficio sin perjudicar a otro.
Michel de Montaigne
Nuestra misión histórica, para nosotros que hemos tomado la decisión de romper las riendas del colonialismo, es ordenar todas las rebeldías, todos los actos desesperados, todas las tentativas abortadas o ahogadas en sangre
Frantz Fanon
Soy un actor, no una estrella. Las estrellas son personas que viven en Hollywood y tienen piscinas con forma de corazón.
Al Pacino
En El mundo alucinante yo hablaba de un fraile que había pasado por varias prisiones sórdidas. Yo al entrar allí (el Morro), decidí que en lo adelante tendría más cuidado con lo que escribiera, porque parecía estar condenado a vivir en mi propio cuerpo lo que escribía.
Reinaldo Arenas
Nosotros luchamos por la Dictadura del Proletariado, por los Soviets. Lo declaramos paladinamente, porque nosotros como Partido del proletariado, no renunciamos a nuestros objetivos.
José Díaz Ramos
Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda.
Martín Lutero
Las Fuerzas Armadas están subordinadas a la Constitución, de la Ley que en ella se origina y a la autoridad que el Pueblo delega en sus representantes.
Juan Domingo Perón
El hombre más feliz del mundo es aquel que sepa reconocer los méritos de los demás y pueda alegrarse del bien ajeno como si fuera propio.
Goethe
Mirando en mis pensamientos, éstos me llevan a mi infancia, cuando aún no distinguía sabiduría de ignorancia
Nach