No existe el azar, ni nada fortuito en una naturaleza en la que no hay efecto sin causa suficiente y donde todas las causas actúan según leyes fijas, seguras, que dependen de sus propiedades esenciales así como de las combinaciones y de las modificaciones que constituyen su estado, ya sea permanente o pasajero.
Barón de Holbach

Frases de Barón de Holbach - No existe el azar, ni nada fortuito en una naturaleza en la que no hay efecto sin causa suficiente y donde todas las causas actúan según leyes fijas, seguras, que dependen de sus propiedades esenciales así como de las combinaciones y de las modificaciones que constituyen su estado, ya sea permanente o pasajero.

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Todas las familias felices se parecen entre sí; las infelices son desgraciadas en su propia manera.
León Tolstoi
Me atrevería a afirmar que los vagos están mucho más capacitados para realizar cualquier cometido importante que las personas que se pasan la vida ejerciendo una profesión, simplemente porque conocen el mundo en el que viven al ser dueños de su tiempo.
José Miguel Monzón Navarro
El trabajo consiste en lo que un organismo está obligado a hacer; el juego consiste en lo que un organismo no está obligado a hacer.
Mark Twain
Se habla, ¡oh Catón!, y se murmura de tu silencio. Muy bien, como no se murmure de mi conducta, pues yo empezaré a hablar cuando no haya de decir nada que fuera mejor no haberlo dicho
Catón el Joven
¿Quién es el hombre bueno? Aquel que obedece a sus padres y acata las leyes humanas y divinas.
Horacio
Cuando se inicia y desencadena una guerra lo que importa no es tener la razón, sino conseguir la victoria
Adolf Hitler
¿Cuál es la idea fundamental de la defensa? Es la de parar un golpe. ¿Por qué señal se distingue? Se distingue porque en ella se espera el golpe que se debe parar.
Carl von Clausewitz
Fácilmente estará contento y sosegado el que, de verdad, tiene la conciencia limpia
Tomás de Kempis
Mi madre me tuvo a los 17 años. Aprendió a vivir pronto con dificultades. Siempre me ha dicho: Convierte tus obstáculos en oportunidades
Lance Armstrong
Los ángeles lo llaman placer divino; los demonios, sufrimiento infernal; los hombres, amor.
Heinrich Heine