Venid gente , reunios, dondequiera que estéis y admitid que las aguas han crecido a vuestro alrededor y aceptad que pronto estaréis calados hasta los huesos, si creéis que estais a tiempo de salvaros será mejor que comencéis a nadar u os hundiréis como piedras porque los tiempos están cambiando...
Bob Dylan

Frases de Bob Dylan - Venid gente , reunios, dondequiera que estéis y admitid que las aguas han crecido a vuestro alrededor y aceptad que pronto estaréis calados hasta los huesos, si creéis que estais a tiempo de salvaros será mejor que comencéis a nadar u os hundiréis como piedras porque los tiempos están cambiando...

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María es la Madre de Jesús y Madre de todos nosotros aunque Cristo solamente fue quien reposó en su regazo... Si Él es nuestro, debieramos estar en su lugar; ya que donde Él está debemos estar también nosotros y todo lo que Él tiene debe ser nuestro, y su madre es también nuestra madre
Martín Lutero
Cuando oigas a un hombre hablar de su amor por la patria, es signo de que espera que le paguen por eso
Henry Louis Mencken
Nada separa más a las generaciones que la música. En el momento en que un niño tiene ocho o nueve años, ha desarrollado una pasión por su propia música, que es incluso más fuerte que su pasión por la ropa rara y por su procrastinación.
Bill Cosby
Rebuscar los defectos ajenos es signo de no ocuparse de los propios
Francisco de Sales
¿Acaso podemos cerrar el corazón contra un afecto sentido profundamente? ¿Debemos cerrarlo? ¿Debe hacerlo ella?
James Joyce
Olvida esta tu lengua, sí. Pero si el maketo, penetrando en tu casa, te arrebata a tus hijos y tus hijas para quitar a aquellos su lozana vida y prostituir a éstas... entonces, no llores.
Sabino Arana
No hago nada, es cierto. Pero veo pasar las horas lo cual vale más que tratar de llenarlas.
Emil Cioran
Y también está, por supuesto la locura y el terror de saber que alguna parte de vos es como un reloj al que no puede dársele cuerda otra vez, una vez que se para.
Charles Bukowski
Todo hombre se parece a su dolor.
André Malraux
Como pretendes que otro guarde tu secreto si tú mismo, al confiárselo, no los has sabido guardar.
François de La Rochefoucauld