Si la gente es buena sólo porque temen al castigo y porque esperan una recompensa, entonces verdaderamente somos un grupo lastimoso
Albert Einstein

Frases de Albert Einstein - Si la gente es buena sólo porque temen al castigo y porque esperan una recompensa, entonces verdaderamente somos un grupo lastimoso

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BRIDAGANSO- Y-y si se hilara tan fino, na-nadie se casaría con nadie
Pierre-Augustin de Beaumarchais
Tengo miedo de tener miedo.
Gabriel García Márquez
Oh, cachorro, ¿Dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente. ¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.
Clarice Lispector
Debe desear todo hombre vivir para saber, y saber para bien vivir
Mateo Alemán
El éxito tiene un par de ventajas y algunos inconvenientes. Los inconvenientes me los callo, pero en cuanto a las ventajas podríamos citar dos: me da la independencia de vivir como quiero y decir lo que quiero, y los maitres me dan mejores mesas en los restaurantes.
Arturo Pérez-Reverte
...si bien el principado se consigue con ciertas dificultades, se conserva con facilidad...
Nicolás Maquiavelo
Cuán mezquinas y cuán menospreciables son las palabras de nuestros filósofos con todas sus contradicciones, comparadas con las Escrituras. ¿Es posible que un libro a la vez tan sencillo y tan sublime sea simple palabra de humanos?
Jean-Jacques Rousseau
El concepto hijo del hombre no es una persona concreta, perteneciente a la historia, una realidad singular, irrepetible, sino un hecho eterno un símbolo psicológico desligado del concepto del tiempo.
Friedrich Nietzsche
Para comprender hasta qué punto son nuestras leyes contrarias a la índole de las cosas, al genio de la humanidad, es suficiente contemplar los armamentos colosales, mayores y mayores cada día, la mole de fuerza bruta que los gobiernos amontonan para poder existir, para poder aguantar algunos minutos más el empuje invisible de las almas
Rafael Barrett
Los dones que provienen de la justicia son superiores a los que se originan en la caridad.
Jalil Gibran