Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su tierra anegado en sangre, sino perece en la contienda
Fidel Castro

Frases de Fidel Castro - Quien intente apoderarse de Cuba recogerá el polvo de su tierra anegado en sangre, sino perece en la contienda

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Los campeones no se hacen en gimnasios, están hechos de algo inmaterial que tienen muy dentro de ellos. Es un deseo, un sueño, una visión
Muhammad Alí
Dios ha creado al hombre como una animal sociable, con la inclinación y bajo la necesidad de convivir con los seres de su propia especie, y le ha dotado, además, de lenguaje, para que sea el gran instrumento y lazo común de la sociedad.
John Locke
Se me ha nombrado presidente de la Unión Cívica, y podéis estar seguros que no he de omitir ni fatigas, ni esfuerzos, ni sacrificios, ni responsabilidades de ningún género para responder a la patriótica misión que se me ha confiado.
Leandro Alem
La libertad no es un hecho de aislamiento -como lo entienden los anacoretas-, sino de reflexión mutua, no de exclusión, sino al contrario, de alianza, pues la libertad de todo individuo no es otra cosa que el reflejo de su humanidad o de su derecho humano en la conciencia de todos los hombres libres, sus hermanos, sus iguales.
Mijaíl Bakunin
El genio artístico o literario, no es -en ningún caso- garantía de lucidez política.
Mario Vargas Llosa
La vida viene a ser eso, ¿no? ¿Acaso no estamos atrapados en un lugar oscuro y nos van quitando la comida y la bebida y nos vamos muriendo despacio, gradualmente?
Haruki Murakami
Cuanto más feas son las prendas, peores son los lugares en los que tenemos que posar para que resulten bonitas.
Chuck Palahniuk
El peligro del pasado era que los hombres fueran esclavos. Pero el peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots
Erich Fromm
Me gusta la literatura cosmopolita, que los personajes se enfrenten a mundos nuevos. Reinvindico el viaje como forma de conocimiento.
Use Lahoz
Cuando vio este nuevo libro sobre su mesa de noche, apilado sobre el que había terminado la noche anterior, estiró la mano automáticamente, como si leer fuera la primera y única tarea evidente del día, la única forma viable de negociar el tránsito del sueño al deber.
Virginia Woolf