Puesto que no existe tal entidad conocida como el público, ya que el público es meramente una cantidad de individuos, la idea de que el interés público va por encima de los intereses y derechos privados sólo tiene un significado: que los intereses y derechos de algunos individuos tienen prioridad sobre los intereses y derechos de los demás
Ayn Rand

Frases de Ayn Rand - Puesto que no existe tal entidad conocida como el público, ya que el público es meramente una cantidad de individuos, la idea de que el interés público va por encima de los intereses y derechos privados sólo tiene un significado: que los intereses y derechos de algunos individuos tienen prioridad sobre los intereses y derechos de los demás

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El secreto de la felicidad, o, por lo menos, de la tranquilidad, es saber separar el sexo del amor. Y, si es posible, eliminar el amor romántico de tu vida, que es el que hace sufrir.
Mario Vargas Llosa
... el libro del Deuteronomio es aquel Libro de la ley de Dios escrito, embellecido y explicado por Esdras, y el que entonces leyeron.
Baruch Spinoza
Ya que era llegado el tiempo en que de nacer había, así como desposado de su tálamo salía, abrazado con su esposa, que en sus brazos la traía, al cual la graciosa Madre en su pesebre ponía
Juan de la Cruz
Cuanto más aprendo a deleitarme en una ausencia de razones de ser o a actuar sin ninguna utilidad como no sea hacer más llevadero el tedio, más hombre soy. Labrador en el Sahara, ésa es su dignidad. Un animal que puede sufrir por lo que no es. He ahí al hombre.
Emil Cioran
Los escritores somos seres heridos. Por eso creamos otra realidad.
Paul Auster
Es la misma lluvia la que en la tierra inculta hace crecer zarzas y espinas, y en los jardines, flores
Ludwig van Beethoven
He aprendido que una vida no vale nada, pero también que nada vale una vida.
André Malraux
El que no tiene celos no está enamorado.
Agustín de Hipona
Dios susurra y habla a la conciencia a través del placer pero le grita mediante el dolor: el dolor es su megáfono para despertar a un mundo adormecido.
C. S. Lewis
Los ingleses avanzaban obedeciendo las órdenes de sus generales, hasta que estuvieron lo bastante cerca como para distinguir el rostro de sus oponentes, una visión que alentó su furia.
Mary Shelley