He aquí la prueba de que todo en ti es orgullo. Ahora que has reconquistado el permiso de telefonearle y escribirle, no sólo no lo haces, sino que siquiera sientes la necesidad ardiente de hacerlo.
Cesare Pavese

Frases de Cesare Pavese - He aquí la prueba de que todo en ti es orgullo. Ahora que has reconquistado el permiso de telefonearle y escribirle, no sólo no lo haces, sino que siquiera sientes la necesidad ardiente de hacerlo.

Más Frases


Espera mil años y verás que se vuelve preciosa hasta la basura dejada atrás por una civilización extinta
Isaac Asimov
En realidad los días de la semana deberían ser: Lunes, Martes, Miercoles, Jueves, Viernes, Sabades y Domingues.
Jaume Perich
El de la locura y el de la cordura son dos países limítrofes, de fronteras tan imperceptibles, que nunca puedes saber con seguridad si te encuentras en el territorio de la una o en el territorio de la otra.
Arturo Graf
Mejor que crear afectos es crear intereses.
Jacinto Benavente
El amor sin ternura es puro afán de dominio y de auto afirmación hasta lo destructivo. La ternura sin amor es sensiblería blanda incapaz de crear nada
Fernando Savater
En general, el divorcio sólo tiene lugar cuando no lo quiere uno de los cónyuges.
Yukio Mishima
No es tan dañino oír lo superficial como dejar de oír lo necesario.
Quintiliano
Cuando la hoja del bosque cae sobre los prados, cuando el viento nocturno la arrebata a los valles, yo quisiera también ser esa hoja caída: ¡Arrastradme como ella, aquilones, borrascas!
Alphonse de Lamartine
Las dos personas llegan a conocerse bien, su intimidad pierde cada vez más su carácter milagroso, hasta que su antagonismo, sus desilusiones, su aburrimiento mutuo, terminan por matar lo que pueda quedar de la excitación inicial.
Erich Fromm
..., la enseñanza de que el matrimonio es un sacramento, da al clero la capacidad de juzgar acerca e la legalidad de los matrimonios y, consecuentemente, la de decidir cuáles saon los hijos legitimos; y, de ahí, la de decidir también sobre el derecho de sucesión en las monarquías hereditarias.
Thomas Hobbes