Sólo el hombre obstaculiza la felicidad, destruyendo lo que en realidad pudiera ser.
John Dryden

Frases de John Dryden - Sólo el hombre obstaculiza la felicidad, destruyendo lo que en realidad pudiera ser.

Más Frases


Las naciones salvajes y furiosas, que les gusta la guerra, adoran, bajo nombres diversos, a algún dios, conforme a sus ideas, es decir, cruel, carnívoro y egoísta.
Barón de Holbach
El comunista nunca debe creerse infalible ni comportarse en forma altanera, pensando que sobresale en todo mientras los demás no tienen nada bueno; jamás debe encerrarse en su pequeña habitación, ni fanfarronear, ni actuar como tiranuelo.
Mao Zedong
La educación tiene por objeto la formación del carácter.
Herbert Spencer
Muchas personas gastan dinero que no han ganado, para comprar cosas que no quieren, para impresionar a personas que no les agradan.
Will Smith
De todos los temas de este planeta, creo que mis padres se han visto duramente puesto a nombre de una menor utilidad de la mitología griega para asegurar las llaves de un cuarto ejecutivo.
J.K Rowling
Lo que ahora no alcanza la perfección, la alcanzará en un intento posterior o reiterado; nada de lo que abrazó la historia es pasajero, y a través de transformaciones innumerables renace de nuevo en formas siempre más ricas
Novalis
No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy
Gregorio Marañón
¿Qué es lo que realmente posees y lo que has adquirido en esta vida? ¿Qué perlas has sacado de las profundidades del mar? En el día de tu muerte tus sentidos físicos desaparecerán. ¿Tienes la luz espiritual que ilumine tu corazón? Cuando en la tumba tus ojos se llenen de polvo ¿brillará tu sepultura intensamente?
Yalal ad-Din Muhammad Rumi
Nosotros defenderemos nuestra isla, lucharemos en las playas, lucharemos en los campos de aterrizaje, lucharemos en los campos y las calles, lucharemos en las colinas; y... Nosotros Nunca nos rendiremos
Winston Churchill
¿En dónde ve el pueblo español su principal peligro, el más inminente? En el poder dejado por una tolerancia mal entendida.
Mariano José de Larra