Los dichos injuriosos parece que nacen de sobrado rencor y sobrada malicia.
Plutarco

Frases de Plutarco - Los dichos injuriosos parece que nacen de sobrado rencor y sobrada malicia.

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Yo soy un tipo sencillo, vos ves ahora cómo vivo, me gusta vivir así, me gusta tratar bien a la gente. Y no tolero trabajar con gente mala, pesada, o viva. Si hay un plomo que se hace el vivo o que afana, que no trabaja bien y no es respetuoso a la gente, yo lo voy a retar.
Luca Prodan
Muchas de las cosas que nosotros necesitamos pueden esperar, los niños no pueden, ahora es el momento, sus huesos están en formación, su sangre también lo está y sus sentidos se están desarrollando, a él nosotros no podemos contestarle mañana, su nombre es hoy
Gabriela Mistral
Por eso lo más fuerte del hombre es una idea que no se dobla, y lo más formidable de una nación es la pureza de su genio, y el austero afán de conservarlo idéntico a sí mismo.
Rafael Barrett
Los bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia nada construyen, porque sus simientes son de odio
José Martí
Recuerdo cálido, testigo único, más tiempo pasa y mucho más, más necesito verte, más sueño con tu amor. Ya sé que estás dándome fuerza deseo, deseo, deseo, estar con vos.
Celeste Carballo
Una cocina de sueño. Habrá muchas, muchas. En mi corazón. O en la realidad. O en el destino de un viaje. O sola, o con muchos otros, o dos a solas, en todos los lugares de mi vida habrá seguramente muchas cocinas.
Banana Yoshimoto
Sigo creyendo que no sabían robar, prueba de ello es que los pillaron enseguida.
Manuel Vicent
Confieso que no me entusiasma el ideal de vida que nos presentan aquellos que creen que el estado normal del hombre es luchar sin fin para salir de apuros, que esa refriega en la que todos pisan, se dan codazos y se aplastan, típica de la sociedad actual, sea el destino más deseable de la humanidad
John Stuart Mill
No hay virtud, en sentido estricto, no hay victoria sobre nosotros mismos, y nada vale lo que nada nos cuesta.
Xavier de Maistre
Había llegado a Madrid cargado de expectativas, esas sabandijas traicioneras que transcurren en dirección contraria a la realidad. Lo cierto es que yo quería ajustar cuentas con la vida reviviendo una historia de amor y fantaseaba también con escribirla.
Use Lahoz