Cuando los hermosos ojos de una mujer se comienzan a velar con lágrimas, quien empieza a no ver claro es el hombre. Achille Tournier
¡Cómo sabría amarte, mujer cómo sabría amarte, amarte como nadie supo jamás! Morir y todavía amarte más. Y todavía amarte más Pablo Neruda
Entre el yin y el yang, me quedo con el yen. Roberto Fontanarrosa
El refugio siempre lo encuentro en la soledad. Pero hablo de la soledad buena, la que escoges sabiendo que siempre hay alguien a quien recurrir. Lo que pasa es que vivimos en un mundo tan convulsionado y tan complicado que uno de los más grandes afanes que puede tener una persona, por lo menos yo, es estar tranquilo. Ricardo Arjona
Antes que el amor, que el dinero, que la gloria, dadme la verdad Henry David Thoreau
Hijo mío, guarda la prudencia y la reflexión, no se aparten nunca de tus ojos serán vida para tu alma y adorno para tu cuello. Así irás tranquilo por tu camino y no tropezará tu pie. Salomón
Me lo contaron y lo olvidé; lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí. Confucio
Cuando el error se hace colectivo adquiere la fuerza de una verdad. Gustave Le Bon
Hay una mordida profunda incisiva en el centro de mi sexo por la cual yo me erijo como yo misma y soy, y poseo y dono. Hanni Ossott
El joven tiene todos los defectos del adulto y uno más: el de la inmadurez. Nélson Rodrigues
Cuando se lee un libro según qué estado de ánimo sólo se encuentran en el libro interpretaciones de este estado. Heinrich Heine