La felicidad pertenece a los que se bastan a sí mismos, porque todas las fuentes externas de felicidad y de goce son, según su especie, inseguras, defectuosas, pasajeras y sometidas a la casualidad.
Arthur Schopenhauer

Frases de Arthur Schopenhauer - La felicidad pertenece a los que se bastan a sí mismos, porque todas las fuentes externas de felicidad y de goce son, según su especie, inseguras, defectuosas, pasajeras y sometidas a la casualidad.

Más Frases


Todos sabemos que aprendemos al cometer errores, sin embargo en nuestro sistema escolarizado castigamos a la gente que comete demasiados errores.
Robert Kiyosaki
Siento menos curiosidad por la gente y más curiosidad por las ideas
Marie Curie
Raramente nos consolamos de las grandes humillaciones; las olvidamos.
Luc de Clapiers
Mañana es víspera del día después, pasado flores en el velorio. [Pie de guerra (J. Sabina)]
Joaquín Sabina
Parece una proposición que no admitirá mucha discusión que todas nuestras ideas no son sino copias de nuestras impresiones, o, en otras palabras, que nos es imposible pensar algo que no hemos sentido previamente con nuestros sentidos internos o externos.
David Hume
Supongo que para mí como artista no siempre fue sólo de expresar mi trabajo; Tenía muchas ganas, más que nada, de contribuir de alguna manera a la cultura en la que yo estaba viviendo. Nos pareció que era un reto movernos un poco hacia la forma en que pensé que podría ser interesante ir.
David Bowie
Donde millones de hombres se arredraron, allí empieza tú a trabajar.
Charles Dickens
Una revolución es un fenómeno natural gobernado por leyes físicas diferentes de las reglas que rigen el desarrollo de la sociedad en tiempos normales
Friedrich Engels
¿Y si la hubiera juzgado con demasiada severidad? ¿Y si fuera su vida un simple rosario de horas, sencillo y extraño como la vida de un pájaro alegre a la mañana, inquieto por el día, cansado a la puesta del sol? ¿Y si fuera su corazón simple y voluntarioso como el de un pájaro?
James Joyce
Aquella gente apenas tenía nada, salvo montones de oro.
Terry Pratchett