Es falso que la pretensión a una recompensa no convenga a la verdadera virtud y que ofenda su pureza; pues, por el contrario, sirve para mantenerla, dado que el hombre es demasiado débil para desear la virtud con el fin de complacerse a sí mismo. Giacomo Casanova
El colmo de la infelicidad es ciertamente no ya deleitarse en las cosas vergonzosas, sino complacerse en ellas; cuando aquellos que fueron vicios se transforman en costumbres ya no hay remedio. Séneca