No hay cosa más mediocre en el mundo que la posesión de una mujer, amigo mío; quien ha tenido una, ha tenido ciento: la única forma de alejar la monotonía de esos triunfos insípidos, es deberlos sólo a la astucia y únicamente sobre los restos de un tropel de prejuicios vencidos pueden encontrarse algunos encantos. Marqués de Sade
Luego miré mi corazón y vi un mundo lleno de maravillas: los restos del amor, las tristezas, alegrías y enfados, las imágenes de los seres queridos, de los compañeros y de los enemigos, por los que había dejado a un lado el romanticismo y la gloria para demostrar mi valor en las guerras de Zahi y Nubia. Naguib Mahfuz