Ya casi no hay hombres buenos ni malos, ni traidores por vocación, ni envenenadores por capricho. Hemos descompuesto al hombre, al conjunto de mentiras y verdades que antes era el hombre y no sabemos recomponerlo. Nos falta el cemento de la fe divina o de la fe humana, para hacer con estos cascotes una cosa que parezca una estatua. Pío Baroja
Las revoluciones quisieron a menudo salvar a la democracia de sus enemigos, pero dieron a luz regímenes antirrevolucionarios al concentrar el poder, al convocar a la unidad nacional y la unanimidad del compromiso, al denunciar a adversarios con los cuales se juzgaba imposible la cohabitación pues se los consideraba como traidores más que como portadores de intereses o ideas diferentes. Alain Touraine