Benito Pérez Galdós (Las Palmas de Gran Canaria, 10 de mayo de 1843-Madrid, 4 de enero de 1920) fue un novelista, dramaturgo, cronista y político español. Se le considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX, no solo en España, y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser propuesto por varios especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes. Transformó el panorama novelesco español de la época, apartándose de la corriente romántica en pos del naturalismo y aportando a la narrativa una gran expresividad y hondura psicológica. En palabras de Max Aub, Pérez Galdós, como Lope de Vega, asumió el espectáculo del pueblo llano, y con «su intuición serena, profunda y total de la realidad» se lo devolvió, como Cervantes, rehecho, «artísticamente transformado».
Se le considera uno de los mejores representantes de la novela realista del siglo XIX no solo en España y un narrador capital en la historia de la literatura en lengua española, hasta el punto de ser propuesto por diversos especialistas y estudiosos de su obra como el mayor novelista español después de Cervantes.
Yo no tengo la culpa de que la vida se nutra de la virtud y del pecado, de lo hermoso y de lo feo. Benito Pérez Galdós
El dinero lo ganan todos aquellos que con paciencia y fina observación van detrás de los que lo pierden. Benito Pérez Galdós
Creo que la política no se hace con sentimientos sino con virtudes, y como no tenemos éstas, poco adelantamos. Benito Pérez Galdós
Asusta pensar que acaso las admiraciones más sinceras que tenemos son las de las personas que no nos han comprendido. Benito Pérez Galdós
El verdadero amor, el sólido y durable, nace del trato; lo demás es invención de los poetas, de los músicos y demás gente holgazana. Benito Pérez Galdós
No es impropio el llanto en las grandes almas, antes bien indica el consorcio fecundo de la delicadeza en sentimientos con la energía de carácter. Benito Pérez Galdós
Hoy juegas y ríes e ignoras; pero tú tendrás treinta y tres años, y entonces quizás tu historia sea digna de ser contada, como lo fue la de tus padres. Benito Pérez Galdós
En aquel momento sus ojos miraban en derredor, asombrados, asustados, con melancolía y vaguedad, como el que no ha visto nunca un horizonte y lo ve por primera vez. Benito Pérez Galdós
¡Qué prodigiosa memoria! -No diga usted memoria; diga usted años. Cuando uno va de capa caída, se entretiene en ajustar estas tristes cuentas, en comparar vejeces... Benito Pérez Galdós