Sentí lo que sentimos cuando alguien muere: la congoja, ya inútil, de que nada nos hubiera costado ser más buenos.
Jorge Luis Borges

Frases de Jorge Luis Borges - Sentí lo que sentimos cuando alguien muere: la congoja, ya inútil, de que nada nos hubiera costado ser más buenos.

Más Frases


Hay siempre en nuestra infancia un momento en que la puerta se abre y deja entrar el futuro.
Graham Greene
Es preciso entender la tesis como una ocasión única para hacer algunos ejercicios que nos servirán mientras vivamos.
Umberto Eco
La paz no puede mantenerse por la fuerza. Solamente puede alcanzarse por medio del entendimiento.
Albert Einstein
El hombre ha hecho de la Tierra un infierno para los animales
Arthur Schopenhauer
Es inconcebible una revolución que no desemboque en la alegría.
Julio Cortázar
La actitud inherente al consumismo es devorar todo el mundo. El consumidor es eterno niño de pecho que llora reclamando su biberón. Esto es obvio en los fenómenos patológicos, como el alcoholismo y la adicción a las drogas
Erich Fromm
Hegel dice en alguna parte que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos, dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa
Karl Marx
Entre lo que deseamos vivir y el intrascendente ajetreo en que sucede la mayor parte de la vida, se abre una cuña en el alma que separa al hombre de la felicidad como al exiliado de su tierra.
Ernesto Sabato
Sospecho que se debería introducir otra forma de separación de poderes. También pienso, por supuesto, que tales transformaciones de las instituciones políticas deberán realizarse en el marco de los principios constitucionales hoy reconocidos, fundándose en el contenido universal de esos principios
Jürgen Habermas
Muchas cosas pueden convertirse en fardos, en cargas, si nos aferramos a ellas ciega e inconscientemente. Por ejemplo: quien haya cometido errores, puede sentirse irremediablemente agobiado por ellos y caer en el abatimiento; el que no haya incurrido en errores, puede creerse irreprochable y volverse vanidoso.
Mao Zedong