¿No se sintió nunca como uno de esos peones de ajedrez pasados, que se olvidan en un rincón del tablero y oyen apagarse a su espalda el rumor de la batalla mientras intentan mantenerse erguidos, preguntándose si queda en pie un rey al que seguir sirviendo?
Arturo Pérez-Reverte

Frases de Arturo Pérez-Reverte - ¿No se sintió nunca como uno de esos peones de ajedrez pasados, que se olvidan en un rincón del tablero y oyen apagarse a su espalda el rumor de la batalla mientras intentan mantenerse erguidos, preguntándose si queda en pie un rey al que seguir sirviendo?

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Prometemos una vida de derroche y despilfarro, que en el fondo constituye una cuenta regresiva contra la naturaleza y contra la humanidad como futuro
José Mujica
Traición significa abandonar las propias filas e ir hacia lo desconocido.
Milan Kundera
En el tiempo real, en la historia, cada vez que un hombre se enfrenta con diversas alternativas opta por una y pierde las otras; no así en el ambiguo tiempo del arte, que se parece al de la esperanza y al del olvido.
Jorge Luis Borges
Más allá del alcance de la humana, experiencia una gota de infierno, un toque de demencia...
Stephen King
Una de las mayores desgracias de las personas honestas es que son cobardes.
Voltaire
La belleza, para mí, reside en la capacidad de resistencia a la destrucción. El grado de dificultad que hay en reproducirla da la medida de la belleza.
Kōbō Abe
Ama y haz lo que quieras. Si callas, callarás con amor; si gritas, gritarás con amor; si corriges, corregirás con amor, si perdonas, perdonarás con amor.
Agustín de Hipona
Todas las cosas no son más que costumbre, señora, no hay nada a lo que uno no se habitúe, ¿no les gustaba a las damas romanas ver caer a los gladiadores a sus pies? ¿No llevaban ellas la ferocidad hasta querer que muriesen sólo en actitudes elegantes?
Marqués de Sade
¿Por qué un perro resulta tan libre? Porque él es el misterio vivo que no se indaga.
Clarice Lispector
Los senos de la mujer son la única persistencia del hombre; los coge al nacer y ya no los suelta hasta morir de viejo.
Enrique Jardiel Poncela