La Biblia para mí una profunda y reconfortante sensación de que las cosas son que se pueden ver son temporales y las cosas invisibles son eternas.
Helen Keller

Frases de Helen Keller - La Biblia para mí una profunda y reconfortante sensación de que las cosas son que se pueden ver son temporales y las cosas invisibles son eternas.

Más Frases


No puedo parar de trabajar. Tendré toda la eternidad para descansar.
Teresa de Calcuta
Los ojos, en los cuales no se refleja el cielo de la Patria, son tristes
Ignacio Manuel Altamirano
Pensé en las guerras y en que Francisco es el hombre de la paz, además de los pobres, y así me vino el nombre
Papa Francisco
Jamás he tenido un momento en mi carrera en el que haya traicionado mis instintos. Jamás he rodado una película por dinero. No he cambiado en el proceso de selección y mi lealtad al trabajo es la misma desde el principio
Johnny Depp
De los buenos líderes, la gente no nota su existencia. A los no tan buenos, la gente les honrará y alabará. A los mediocres, les temerán y a los peores les odiarán. Cuando se haya completado el trabajo de los mejores líderes, la gente dirá: lo hemos hecho nosotros.
Laocio
A mí que me den lo que sea -poco o mucho- pero que no me den muchas explicaciones. En las explicaciones está lo superfluo y la pura dispendiosa pérdida.
Anónimo
Cuando estás en la calle es cuando te das cuenta de que todo tiene dueño y de que hay cerrojos en todo. Así es como funciona la democracia: coges lo que puedes, intentas conservarlo y añadir algo si es posible. Así es también como funciona la dictadura sólo que una esclaviza y la otra destruye a sus desheredados.
Charles Bukowski
Sólo cabe entre el crimen y la inocencia una hoja de papel timbrado puesta de canto.
Anatole France
El peligro radica en que nuestro poder para dañar el ambiente, o al prójimo aumenta a mayor velocidad que nuestra sabiduría en el uso de ese poder.
Stephen Hawking
Hay que preguntarse para qué sirve una personalidad solemne, si debe estar en una vitrina y dar una imagen, pero que no resuelve nada
Rigoberta Menchú