¿Quién es libre? El sabio que puede dominar sus pasiones, que no teme a la necesidad, a la muerte ni a las cadenas, que refrena firmemente sus apetitos y desprecia los honores del mundo, que confía exclusivamente en sí mismo y que ha redondeado y pulido las aristas de su carácter.
Horacio

Frases de Horacio - ¿Quién es libre? El sabio que puede dominar sus pasiones, que no teme a la necesidad, a la muerte ni a las cadenas, que refrena firmemente sus apetitos y desprecia los honores del mundo, que confía exclusivamente en sí mismo y que ha redondeado y pulido las aristas de su carácter.

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Es moral lo que hace que uno se sienta bien, inmoral lo que hace que uno se sienta mal. Juzgadas según estos criterios morales que no trato de defender, las corridas de toros son muy morales para mí.
Ernest Hemingway
El que sólo es sabio lleva una vida triste.
Voltaire
Este hombre debe ser un gran ignorante, pues a todo lo que se le pregunta da una contestación.
Voltaire
Creación salvaje, sin límite, pura, surgida de las profundidades, en lo posible, alucinada. Eres un genio, siempre
Jack Kerouac
Yo no me pregunto quién soy yo, no quiero saberlo. Y es que básicamente me he dado cuenta de que tampoco me importa quién soy, lo que realmente me importa es si mañana mi hija va a poder enseñar mis discos a sus amigas o se los va tener que ocultar
Alejandro Sanz
Lo único importante es la conversación para obtener una cosa de otro, es tenacidad, voluntad y hablar, machacar. Siempre sucumbe el más débil.
André Maurois
No pienses tu película fuera de los medios que posees.
Robert Bresson
La mejor amiga y la peor enemiga del hombre es la fantasía.
Arturo Graf
Pienso en el negocio todo el tiempo. Bueno, yo no debería decir todo el tiempo. Yo no pienso en eso cuando estoy practicando mis deportes extremos
Larry Ellison
La posesión, sólo por sí, es algo vulgar, y los medios de que los apasionados se suelen servir la mayor parte de las veces para eso son bastante bajos; no tienen escrúpulo en emplear para sus fines dinero, fuerza, influencias de otros, y hasta narcóticos.
Søren Kierkegaard