El destino es el carácter. Basta con que un político, un juez, un obispo o un militar sea un tipo vanidoso, frustrado, ambicioso, desconfiado, rencoroso, frívolo o simplemente estúpido para que estas pasiones vulgares en una partida de taberna, desorbitadas por el poder, lleven a una sociedad al cataclismo. Manuel Vicent
Con mucha sabiduría, en el siglo XIX los políticos se dividían en moderados y exaltados. Entonces estaba claro que el destino de una sociedad dependía del carácter de sus gobernantes. Después de todo, un político, un juez, un obispo o un militar traslada al ejercicio del cargo las mismas pasiones que utiliza para jugar al tute o a la garrafina. Manuel Vicent
...el asunto principal de una obra de teatro es despertar las pasiones de su audiencia para que por la vía de la pasión puedan abrirse nuevas relaciones entre un hombre y los hombres, y entre los hombres y el hombre. El drama es similar a las otras invenciones del hombre en que debería ayudarnos a saber más, y no sólo a dedicarnos a nuestros sentimientos Arthur Miller