Pereza y cobardía son las causas merced a las cuales tantos hombres continúan siendo con gusto menores de edad durante toda la vida, pese a que la naturaleza los haya librado hace ya tiempo de una conducción ajena (haciéndoles físicamente adultos); y por eso les ha resultado tan fácil a otros erigirse en tutores suyos.
Immanuel Kant

Frases de Immanuel Kant - Pereza y cobardía son las causas merced a las cuales tantos hombres continúan siendo con gusto menores de edad durante toda la vida, pese a que la naturaleza los haya librado hace ya tiempo de una conducción ajena (haciéndoles físicamente adultos); y por eso les ha resultado tan fácil a otros erigirse en tutores suyos.

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La educación es una cosa admirable, pero es bueno recordar de vez en cuando, que nada que valga la pena saber puede ser enseñado.
Oscar Wilde
La existencia es algo fortuito, no tiene ningún sentido salvo el que elegimos imponer.
Alan Moore
El bizkaíno es amante de su familia y de su hogar (...); entre los españoles, el adulterio es frecuente (...) Por último, según la estadística, el noventa y cinco por ciento de los crímenes que se perpetran en bizkaya se deben a mano española, y de cuatro de los cinco restantes son autores bizkaínos españolizados.
Sabino Arana
En el momento de una revolución no se trata de establecer una democracia como la que en Estados Unidos. Si a mí me acusan de dictadura, lo acepto. Estoy creando una nación. Libertad debe ser suprimida hasta el final de la guerra de Argelia, hasta que la nación se vuelve homogénea.
Habib Burguiba
Disfruta el día hasta que un imbécil te lo arruine.
Woody Allen
Quizá sea éste el motivo por el cual escribo, para encontrar estos momentos muy breves de felicidad que consisten en recordar momentos de la propia infancia. Sí, por eso escribo.
Umberto Eco
No hay hombre bastante rico para comprar su pasado.
Oscar Wilde
Visto un león, están vistos todos, pero visto un hombre, sólo está visto uno, y además mal conocido.
Baltasar Gracián
La esperanza de una felicidad eterna e incomprensible en otro mundo, es cosa que también lleva consigo el placer constante.
John Locke
Me incliné sobre ella y recorrí la piel de su vientre con la yema del dedo. Bea dejó caer los párpados, los ojos y me sonrió, segura y fuerte. Tenía diecisiete años y la vida en los labios
Carlos Ruiz Zafón