Yo no tenía ninguna esperanza, y sin embargo vivía de esperanzas; desde que ella había desaparecido, no me quedaba otra cosa. No sabía qué descubrimientos, qué burlas, qué torturas me aguardaban aún. No sabía nada, y me empecinaba en creer que el tiempo de los milagros crueles aún no había terminado. Stanisław Lem
Amigos míos, los invito a examinar una proposición mucho más siniestra; a saber, que la violencia, la crueldad y el asesinato son actos totalmente racionales, concebidos con tanta intención como una pieza teatral, para promover los objetivos – políticos, financieros o personales – de quienes los perpetran... Morris West