Pues... Me enseñaste la bondad, por lo tanto eres bueno. Fue un incendio por donde me condujiste, y en él se quemó toda mi ignorancia. Era fuego, John, llamas las que nos envolvían. Arthur Miller
Pensó que la historia podría repetirse, y durmió arrullado por la sensación de que le envolvían los efluvios de una plácida y extraña dicha. Miguel Delibes
Oí el estruendo de unos latidos en la oscuridad. Era mi propio corazón. Me envolvían, me engullían mis propios latidos. Haruki Murakami