Yo no tenía ninguna esperanza, y sin embargo vivía de esperanzas; desde que ella había desaparecido, no me quedaba otra cosa. No sabía qué descubrimientos, qué burlas, qué torturas me aguardaban aún. No sabía nada, y me empecinaba en creer que el tiempo de los milagros crueles aún no había terminado. Stanisław Lem
Cruzarse con una mujer en la calle, mirarla, decirle una palabra y no olvidarla más, ¿qué milagro es éste? ¿Por qué esta mujer y no aquélla? Invocad la razón, el hábito, los sentidos, la cabeza, el corazón y explicadlo si podéis. No encontraréis más que dos cuerpos, uno aquí y otro allá, y entre ellos, ¿qué? El aire, el espacio, la inmensidad. Alfred de Musset