David Herbert Richards Lawrence (Eastwood, Inglaterra; 11 de septiembre de 1885-Vence, Francia; 2 de marzo de 1930) fue un escritor inglés, autor de novelas, cuentos, poemas, obras de teatro, ensayos, libros de viaje, pinturas, traducciones, y críticas literarias.
Su inclinación homosexual se ve reforzada por la creencia que siempre mantuvo de la eterna guerra entre hombres y mujeres. Para Lawrence, la mujer ejercía una influencia nada positiva sobre el hombre que conseguía destruir su personalidad y acaparar su libertad.
La educación nos inculca desde el nacimiento un repertorio de emociones ya hechas: no sólo lo que nos es permitido o no sentir, sino cómo se han de sentir las pocas emociones que nos son permitidas. D. H. Lawrence
Le gustaba el recuerdo de la sensación de la carne de aquel hombre tocando la suya, incluso de la pegajosidad de su piel en la suya. en cierto sentido era una sensación sagrada D. H. Lawrence
Alguien puede salir de la masa, pero esto no cambia nada; así que eso debemos tener en cuenta socialmente: las masas serán siempre las masas. D. H. Lawrence
Construye pues el barco de la muerte ya que debes emprender el más largo viaje, el del olvido. D. H. Lawrence
La sexualidad y un cóctel. Duran el mismo tiempo, producen el mismo efecto, y vienen a significar lo mismo D. H. Lawrence
La ley del mundo es aprovecharse de los otros, si no queremos que los otros se aprovechen de nosotros. D. H. Lawrence
La vida no se deja conmover por la compasión, prosigue su camino a pesar de los gritos de angustia o de odio D. H. Lawrence
El mundo está lleno de esos seres incompletos que andan en dos pies y degradan el único misterio que les queda: El sexo. D. H. Lawrence